Alex Kouri deberá demostrarle al tribunal electoral que vive en la capital si no quiere ser tachado. Seguramente lo va a lograr pero, ante la eventualidad de que no lo consiga, cabría especular sobre la implicancia para la elección del escenario en que el candidato de Cambio Radical quedara fuera de la competencia.
El problema que enfrenta Kouri es que el Jurado Electoral Especial de Lima Centro le ha exigido, de acuerdo a ley, que en un plazo de dos días naturales acredite que ha vivido en la provincia de Lima por más de dos años continuos antes del 5 de julio pasado. De lo contrario, se despide de la competencia.
Aunque existe bastante variación –demasiada, la verdad, lo que afecta la credibilidad– entre las distintas encuestas divulgadas, Lourdes Flores le saca, en todas, una ventaja relevante a Kouri. En la de Ipsos-Apoyo de mediados de julio, por ejemplo, la diferencia es de 36% a 23%. Seguían entonces en la intención de voto Humberto Lay (6%), Fernando Andrade (5%), Susana Villarán (4%), el ya retirado Carlos Roca (2%) y Luis Iberico (1%).
A 54 días para el 3 de octubre es obvio que existe un plazo suficiente para que estas tendencias puedan cambiar, especialmente teniendo en cuenta la alta volatilidad que, a veces, ha exhibido el elector peruano. Y para una candidata ‘metepata’ como Flores, ocho semanas pueden ser una eternidad.
El clima no está, sin embargo, para piscinazos y seguramente la candidata de UN-PPC ha tomado la precaución de mantener a su padre alejado del periodismo. Asimismo, la trayectoria de la evolución de voto refleja que Flores está en alza consistente desde febrero pasado –cuando solo 23% declaraba su intención de votar por ella–, mientras que Kouri está a la baja.
Volviendo al escenario del tribunal electoral, la alternativa es que Kouri supere la tacha o que esta lo saque finalmente de la competencia, en cuyo caso la especulación sería por el destino de su actual peso electoral, equivalente a entre la quinta y la cuarta parte del electorado de Lima, lo que no es poca cosa.
Contra lo que usualmente se piensa, no es fácil prever a dónde iría a parar esa votación potencial. Para adelantarse, quizá sería necesario algún tipo de análisis como el ofrecido por el politólogo Alberto Vergara en su libro ‘Ni amnésicos ni irracionales’ sobre las claves de las elecciones peruanas.
Lo que también se puede especular es con un escenario en el que Kouri perciba que su suerte ya está echada y que sea inevitable su derrota, en cuyo caso tal vez le convendría que la tacha prospere para que él pueda decir, como un "olímpico de Berlín", que perdió en mesa.
El problema que enfrenta Kouri es que el Jurado Electoral Especial de Lima Centro le ha exigido, de acuerdo a ley, que en un plazo de dos días naturales acredite que ha vivido en la provincia de Lima por más de dos años continuos antes del 5 de julio pasado. De lo contrario, se despide de la competencia.
Aunque existe bastante variación –demasiada, la verdad, lo que afecta la credibilidad– entre las distintas encuestas divulgadas, Lourdes Flores le saca, en todas, una ventaja relevante a Kouri. En la de Ipsos-Apoyo de mediados de julio, por ejemplo, la diferencia es de 36% a 23%. Seguían entonces en la intención de voto Humberto Lay (6%), Fernando Andrade (5%), Susana Villarán (4%), el ya retirado Carlos Roca (2%) y Luis Iberico (1%).
A 54 días para el 3 de octubre es obvio que existe un plazo suficiente para que estas tendencias puedan cambiar, especialmente teniendo en cuenta la alta volatilidad que, a veces, ha exhibido el elector peruano. Y para una candidata ‘metepata’ como Flores, ocho semanas pueden ser una eternidad.
El clima no está, sin embargo, para piscinazos y seguramente la candidata de UN-PPC ha tomado la precaución de mantener a su padre alejado del periodismo. Asimismo, la trayectoria de la evolución de voto refleja que Flores está en alza consistente desde febrero pasado –cuando solo 23% declaraba su intención de votar por ella–, mientras que Kouri está a la baja.
Volviendo al escenario del tribunal electoral, la alternativa es que Kouri supere la tacha o que esta lo saque finalmente de la competencia, en cuyo caso la especulación sería por el destino de su actual peso electoral, equivalente a entre la quinta y la cuarta parte del electorado de Lima, lo que no es poca cosa.
Contra lo que usualmente se piensa, no es fácil prever a dónde iría a parar esa votación potencial. Para adelantarse, quizá sería necesario algún tipo de análisis como el ofrecido por el politólogo Alberto Vergara en su libro ‘Ni amnésicos ni irracionales’ sobre las claves de las elecciones peruanas.
Lo que también se puede especular es con un escenario en el que Kouri perciba que su suerte ya está echada y que sea inevitable su derrota, en cuyo caso tal vez le convendría que la tacha prospere para que él pueda decir, como un "olímpico de Berlín", que perdió en mesa.
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